jueves, 22 de diciembre de 2011

Creías que el mundo era de color rosa?

Puedes negarlo con un movimiento de cabeza brusco, o tal vez decir sencillamente que no. También cabe la opción de decir que sí, un sí directo.
Una vez me habían dicho que yo era rara, extraña, diferente a las demás. Que creía en un mundo dónde todo iba bien, dónde no había problemas y nadie me estropeaba mis planes.Y así era, podía ser que yo era la extraña, o especial como amí me gusta llamarlo, pero no me importaba ser como yo era, de hecho, me gustaba. Entonces entendí que había algo que nos diferenciaba, ella era pesimista. Podía pensar todo el día en lo mismo y darle vueltas hasta que le estallase la cabeza, o mirar atentamente la televisión y no mirar nada, se imnotizaba con el aire y se ahogaba en sus lágrimas. Quería a alguien, pero no podía conseguirlo porque se despreciaba a si misma, era incapaz de tomar decisiones, se bloqueaba, quería gritar y no podía, quería sacar toda la adrenalina de su cuerpo pero no encontraba la manera. Cada problema  era como si la comiera lentamente  por dentro. En cambio yo, me consideraba optimista, si creía en un  mundo teñido de rosa,  porque yo soy capaz de mirar la televisión y enterarme de lo que pasa, de ver como el aire mueve las hojas de los árboles y como un mar esta construido por cada persona que derrocha allí sus lágrimas. Sé que puedo conseguir lo que quiera porque yo lo valgo y no me hace falta que me lo digan, tomo las decisiones por mi misma porque sé que es lo que yo siento. Puedo soñar en hacer puenting o tirarme de un paracaídas y así soltar toda la adrenalina acumulada en mi cuerpo. Quizá sea eso lo que nos diferencia, ella piensa que todos sus problemas no tienen solución, y por eso busca la frustración en  otras personas, y yo, intento ser feliz y ver todo lo bueno de cada problemilla, sin derrumbarme, viviendo cada segundo de mi vida, y pensando en mi mundo de color rosa, porque para mí, si que existe.

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